BUSCANDO A HUSAIN ALI 2

Silvia S. Hagge
2 min readSep 17, 2023

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Beirut tiene: casas amarillas, celestes, verdes, rosas de torta de 15. Balcones, cortinas con rayas verticales verdes y blancas, beige y blancas, azules verdes y blancas que cubren balcones. Ventanas grandes, más balcones, ventanas chicas, ventanas explotadas, sin vidrio, con vidrio. Pasa un chico de 12 años fumando.

Veredas porteñas de baldosas con varios obstáculos: desechos orgánicos caninos, escombros, pozos, motos, tachos de basura, basura en el piso, un tramo limpio, más escombros y un chico buscando algo entre los desperdicios.

Cables que cruzan la calle, cables que cuelgan, cables en la vereda.

Edificios modernos, ya reparados después de la explosión. Edificios viejos que se están reparando. Edificios que ya no se reparan y que se vienen abajo porque es muy caro renovarlos. Lo que algún día fue un edificio, con agujeros y el recuerdo de una escalera. Un árbol que sale del techo.

Autos que tocan bocina, auto que choca a un joven en moto que venía de contramano y ayudé a levantarse. Ojos claros, estudiante, laptop, una Birkenstock que quedó debajo de la moto, y dejé ir cuando me di cuenta de que estaba cuerdo. “Ahora estoy bien despierto” me dijo agradecido antes de partir.

Palos de semáforos sin semáforos, peatones que intentan cruzar cuando pueden. Semáforos que funcionan pero que nadie respeta. Y más peatones que cruzan como pueden.

Autobombas, camiones de la Cruz Roja estacionados en un lugar donde antes era algo, y ya no es desde la explosión del 4 de agosto del 2020.

Beirut también tiene galerías de arte, boutiques de diseñadores, talleres mecánicos, escuelas de diseño, museos, bibliotecas, librerías. Muy buenos restaurantes. Iglesias maronitas, griegas, latinas, armenias, ortodoxas y mezquitas. También tiene el Mediterráneo.

Beirut tiene libaneses y libanesas con ojos exageradamente lindos, sin excepción. Claros, oscuros, cejas espesas, pestañas largas, delineados de fábrica.

Beirut tiene oriente y occidente. La línea de división es exactamente la calle donde está el edificio donde estoy parando. Hoy día no significa mucho. Antes era tierra de nadie. Al este los cristianos, al oeste los musulmanes. Hoy día, si bien no es tan evidente, siguen viviendo por zona según la religión. Los cristianos hablan francés y van a escuelas de jesuitas. Es la clase más alta, los que siempre vivieron en la montaña.

Beirut tiene también Tawlet, mi restaurante favorito con comida casera, con un nuevo proyecto desde la explosión. Armaron una enorme cocina con dinero de ONGs para preparar 1700 platos diarios y entregarlos a los que necesitan.

Beirut tiene libaneses y libanesas que se fueron y que vuelven. Que aman el país y lo detestan. Que se quedan un tiempo, salen a tomar aire y vuelven. Los libaneses tienen mucho amor por su país y mucha pena por lo que les pasa, desde siempre. Una guerra por aquí, una crisis por allá. Un atentado por aquí, una explosión por allá. Un corralito por aquí, corrupción por allá. Se sacan los escombros de encima, se levantan, se sacuden la ropa y siguen. Como el de la moto y la Birkenstock, porque a los libaneses, como me dijo el taxista Bob, “es que a los libaneses nos gusta la vida”.

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Silvia S. Hagge
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Written by Silvia S. Hagge

Primero viajo, después te cuento. El viaje es una excusa. Una excusa para sacar fotos. Otra excusa para encontrar historias.

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